La Navidad vs Biblia
¿Por qué no celebran los testigos de Jehová la Navidad?
Jesús mandó que se recordara su muerte, no su nacimiento (Lucas 22:19, 20).
Ni los apóstoles de Jesús ni los primeros cristianos celebraban la Navidad. Según el Diccionario del cristianismo, esta fiesta fue “instituida en Roma hacia 330” de nuestra era, más de dos siglos después de la muerte del último de los apóstoles.
No hay prueba de que Jesús haya nacido un 25 de diciembre; de hecho, la Biblia no revela la fecha de su nacimiento.
Entendemos que Dios no aprueba la Navidad, pues tiene su origen en costumbres y ritos paganos (2 Corintios 6:17).
¿Por qué no hacen lo mismo que la mayoría?
Aun sabiendo que la Navidad no concuerda con la Biblia y que su origen es pagano, muchas personas la celebran pensando que no es algo tan serio y que no vale la pena ir en contra de la corriente.
La Biblia nos anima a usar nuestra capacidad de razonar para tomar nuestras propias decisiones (Romanos 12:1, 2). También nos enseña a valorar la verdad (Juan 4:23, 24). No es que no nos importe la opinión que otros tengan de nosotros, pero tampoco vamos a desobedecer los principios bíblicos por evitar ir en contra de la corriente.
Si bien es cierto que nosotros optamos por no celebrar la Navidad, cada quien es libre de tomar su propia decisión al respecto. Conscientes de este hecho, no le impedimos a nadie que la celebre.
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El “Día de San Nicolás”… ¿qué origen tiene?
CAMINE por las calles de Bélgica a principios de diciembre y verá algo llamativo: grupitos de niños que van de casa en casa cantando villancicos llamados “canciones de San Nicolás”. Las amas de casa recompensan a los encantadores jovencitos con frutas, caramelos o dinero.
¿Qué celebran? ¡El “Día de San Nicolás”! En los Estados Unidos y otros países “San Nicolás” (“Santa Claus”) está vinculado con el día de la Navidad. Pero en Bélgica el “santo” con barba tiene su propio día. En realidad “San Nicolás” (Sinterklaas, o Sint Nicolaas), cuyo día festivo cae el 6 de diciembre, es uno de los “santos” más populares de Bélgica y los Países Bajos. Muchas iglesias, capillas, calles y residencias llevan su nombre. Por tradición se le conoce como “el gran amigo de los niños” que les reparte de buena gana regalos en su día de fiesta.
La noche antes de ese día festivo los niñitos colocan uno de sus zapatos o zapatillas cerca de la chimenea mientras cantan villancicos. Se les ha dicho que “San” Nicolás y su servidor negro (llamado Pedro Negro) llegarán esa noche desde España en un buque de vapor. Después el “santo” galopará en su caballo gris por los tejados, seguido de Pedro Negro, quien lleva una vara y una bolsa grande con juguetes y caramelos. Nicolás también trae consigo manzanas, nueces y otros frutos. A menudo deja panecillos de color canela condimentados, llamados speculaas (panecillos de obispo), los cuales se hornean después de darles formas especiales e ingeniosas.
¿Quiénes los reciben? Los niños que se han portado bien durante el año. Sin embargo, se supone que a los desobedientes se les discipline con la vara; o aún peor, ¡puede que se les eche en la bolsa de Pedro Negro y este se los lleve! ¡Con razón los niños anhelan aplacar a estos visitantes nocturnos! Por eso al “santo” le espera como ofrenda un vaso de ginebra, y se dejan a la vista una zanahoria o unos cuantos cubitos de azúcar para su caballo.
Para muchos padres belgas el “Día de San Nicolás” es el tiempo más gozoso del año. Les encanta contemplar a los ilusionados pequeñuelos que anhelan saber lo que les ha traído el “buen santo”. De modo que transmiten las leyendas a su prole sin saber mucho acerca del origen de esas costumbres. Si supieran algo, tal vez se escandalizarían.
“San” Nicolás y Odín
La Oosthoeks Encyclopedia explica: “La celebración [de San Nicolás] en el hogar se derivó de la festividad eclesiástica (que incluía sorpresas para los niños), que a su vez surgió de elementos precristianos. San Nicolás, quien galopa por los tejados, es el dios pagano Wodan [Odín]. […] San Nicolás iba también a la cabeza en la carrera desenfrenada de las almas de los difuntos en su visita a la Tierra”.
Sí, los teutones creían que Odín o Wodan, su dios principal, dirigía a las almas de los difuntos en una frenética cabalgata a campo traviesa durante los “doce días siniestros” entre la Navidad y la Epifanía (6 de enero). El viento fuerte resultante arrastraba tras de sí las semillas de los productos de los campos, lo cual estimulaba la fertilidad. ¿Qué hay de las manzanas, las nueces y otros frutos del otoño que se obsequian alrededor del “Día de San Nicolás”? Eran símbolos de fertilidad. En la antigüedad la gente creía que podía apaciguar a sus dioses haciéndoles ofrendas durante los fríos y oscuros días invernales. Esto redundaría en mayor fertilidad para el hombre, el animal y la tierra.
Odín iba acompañado de su servidor Eckhard, el predecesor de Pedro Negro, quien también llevaba una vara. En una época más reciente, la Edad Media, había la creencia popular de que ciertos árboles y plantas podían hacer fértiles a los humanos y que el simplemente pegarle a una mujer con una rama de aquellos árboles bastaba para que quedara embarazada.
El libro Feest-en Vierdagen in kerk en volksgebruik (Días festivos y celebraciones en la Iglesia y en las costumbres populares) menciona otras similitudes entre Odín y “San” Nicolás: “Wodan también llenaba las botas y los zuecos que se colocaban cerca de la chimenea, pero con oro. También se ponía heno con paja en el zueco para el corcel de Wodan. La última gavilla del campo era también para el caballo”.
El libro Sint Nicolaas, de B. S. P. van den Aardweg, menciona otras similitudes sorprendentes:
“San Nicolás: personaje alto y poderoso que monta un caballo blanco. Tiene una larga barba blanca, un báculo en la mano y una mitra en la cabeza […] con un ancho manto de obispo de mucho vuelo.
”Wodan: persona alta con barba blanca. Lleva un sombrero de ala ancha que casi le cubre los ojos. En la mano tiene una lanza mágica. Lleva un manto ancho y cabalga sobre su fiel caballo gris llamado Sleipnir.
”Hay otras similitudes obvias: Wodan volaba en su caballo gris, y la gente, temblorosa, le ofrecía tortas rellenas, carne y frutos. San Nicolás cabalga sobre los tejados, y los niños preparan heno, zanahorias y agua para el caballo. Las galletas de jengibre y la vara eran símbolos de fertilidad mucho antes del comienzo de las festividades de San Nicolás”.
Ritos de fertilidad actuales
Hay otras costumbres relacionadas con “San” Nicolás que también revelan su origen pagano. Por ejemplo, en las regiones del norte el 4 de diciembre aparecen por las calles jóvenes entre las edades de 12 y 18 años. Enmascarados y vestidos con grotescos disfraces adornados con plumas, caracoles y otros productos regionales, los jóvenes representan “santos Nicolasitos”, o Sunne Klaezjen. La noche siguiente es el turno de los hombres de más de 18 años. Al atardecer recorren las calles. Usan escobas, cuernos de búfalo y garrotes para ahuyentar a todas las mujeres, muchachas y pequeñuelos que encuentren. Se hace que las jovencitas bailen, o que salten por encima de un palo.
¿Qué propósito tiene todo esto? De nuevo, la fertilidad… esa constante preocupación de las culturas de la antigüedad. El invierno era un período de oscuridad e inquietud, y con frecuencia se le consideraba el tiempo en que el dios de la fertilidad estaba dormido o yacía muerto. Se creía que de diversas maneras se podía dar vida de nuevo a la deidad o que el dios o la diosa podía recibir al menos cierta ayuda. Regalos, bailes, ruido, golpes con una vara de fertilidad… todas estas cosas se consideraban medios de expulsar a los espíritus inicuos y aumentar la fertilidad en los humanos, los animales y la tierra.
Por eso, cuando las jovencitas saltan por encima del palo imitan a sus antecesoras que creían que la altura que se alcanzara al saltar sería la altura del lino al crecer. Al ahuyentar a las mujeres y los niños, los hombres jóvenes representan de nuevo el rito de ahuyentar a los espíritus inicuos.
Decisión que han de tomar los adoradores verdaderos
¿Por qué han llegado a formar parte del llamado cristianismo esos ritos? Porque hace siglos, misioneros eclesiásticos no insistieron en que sus conversos siguieran el mandato bíblico: “Sálganse de entre ellos, y sepárense […] y dejen de tocar la cosa inmunda”. (2 Corintios 6:17.) En vez de eliminar las prácticas paganas, los misioneros de la cristiandad en realidad perpetuaron aquellas costumbres al modificarlas y utilizarlas. Después esas costumbres se esparcieron por todo el mundo.
Los emigrantes holandeses que se establecieron en América del Norte siguieron observando la celebración de “San” Nicolás. Con el tiempo el nombre se cambió a “Santa Claus”. El impresionante obispo fue transformado en un individuo obeso de mejillas rojas, vestido con un traje de color rojo vivo. Le cambiaron la mitra de obispo por un gorro de duende; y el caballo blanco por un trineo tirado por renos. Con todo, Santa Claus siguió llevando regalos, aunque su visita se pasó a la víspera de la Navidad.
En las zonas protestantes de Alemania el “San” Nicolás católico fue reemplazado por el más neutral “Papá Noel”. No obstante, los elementos paganos se perciben claramente hasta en la actualidad.
Jesucristo dijo que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad”. (Juan 4:23.) En el caso de los adoradores sinceros, las costumbres relacionadas con “San” Nicolás presentan un verdadero desafío: ¿Continuarán estos adoradores perpetuando las prácticas antiguas del culto de Odín, o se librarán de los vestigios del paganismo? Este es un buen tiempo del año para pensar en esta importante pregunta.

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